sábado, 6 de diciembre de 2008

¡No señora, no pienso estarme quieto!

Apreciadas mascotas:

Disculpad ante todo el lapso de tiempo transcurrido desde mi primera entrada, pero he estado muy atareado acostumbrándome a mi nuevo hogar y a las rarezas de la humana que me cuida, así como renovando mi sedoso pelaje de cara al invierno.

Retomo hoy esta nuestra bitácora con el ánimo de hablar sobre los horarios de sueño y actividad, y las discrepancias de opinión que al respecto mantengo con ese ser que se cree mi dueña. Creo que ya mi antecesora, la gran Max, tuvo quejas al respecto. Parece mentira que aún no haya comprendido que no voy a plegarme a sus deseos, y me despertaré y me dormiré cuando me dé la real gana. Para eso soy un hamster perteneciente a la nobleza.

No me importa que proteste porque amanezco tarde, no me voy a dejar vencer por sus es que hay días que no veo a Julito, me da igual, y además no me llamo Julito, señora, soy Julio, ¡Julio Maximino!

Más aún, cuando a eso de las cuatro de la tarde, momento en que acostumbro a despertarme para tomar un pequeño refrigerio, me veo obligado a escuchar unos horribles alaridos que perturban mi natural serenidad y ofenden mi delicado oído (¡Julitoooo! ¡A ver si paras ya de hacer ruido!), no me daré nunca por aludido. Siento mucho que esa homo sapiens o vaya usted a saber la especie a la que pertenece no consiga dormir su siesta, pero no seré yo quien altere sus ritmos de vida. ¡No señora, no pienso estarme quieto! En el momento en que comprenda que comeré pipas cuando tenga hambre, independientemente de si hago ruido o no, nuestra convivencia mejorará considerablemente.

Más firme que nunca en mis propósitos de mantener intacta mi hamsterez, me despido de todos vosotros con un afectuoso saludo.

martes, 21 de octubre de 2008

Todos los hamsters se llaman Max (segunda parte)

Saludos a todas las mascotas de este blog. Permitidme que me presente: soy Julio Maximino, hamster de angora con pedigrí, nacido el 1 de agosto de 2008 y (espero) digno continuador de la labor de mi antecesora Max en el cargo de mascota (o eso cree ella) del ser humano que me cuida. Lo de Julio es porque, dada mi alcurnia y natural glamour, debía llevar un nombre regio, de emperador romano. Y lo de Maximino, como bien sabéis los lectores de esta bitácora, porque todos los hamsters se llaman Max.

Hace sólo unos días que he llegado a casa de ese ser humano, después de un complejo periplo por otros lugares y de ser cuidado por otros seres. Aún es pronto para hacer valoraciones, pero de momento, lo que detecto es que no voy a pasar hambre, sed ni frío, y la jaula donde vivo no es pequeña, aunque tampoco alcanza la grandiosidad que merecería en razón de mi abolengo.

Como roedor prudente y discreto que soy, educado en alta cuna, esperaré el tiempo necesario para opinar sobre el trato que voy a recibir del ser que me alimenta. No faltarán oportunidades para disertar sobre numerosas y variadas cuestiones del mundo mascotil, así que de momento me despido, no sin antes enviaros a todos mis más cordiales saludos.

Atentamente, Julio Maximino.

martes, 26 de agosto de 2008

Hasta la vista, mascotas

¿Qué os pensábais, que iba a estar siempre aquí? Me voy con la pava Mariana y el resto de mascotas que, sin duda, han pasado a mejor vida. Ha sido muy divertido compartir nuestra experiencias, fundar la World Pets University y demás, pero ya está bien, ¿no os parece?

Así que hasta la vista. Un abrazo ratonil para todas las mascotas y a los humanos ¡que os vayan dando!

viernes, 15 de agosto de 2008

Medicina para hamsters

Queridas mascotas:

Los roedores, como todos los seres vivos, nos vamos haciendo mayores y tenemos algún achaque. Yo casi tengo dos años, soy una abuelita venerable y, aunque me encuentro bien y con muchas ganas de seguir dando caña a nuestros dueños, ya me fallan algunas cosas.

La loca que me cuida me ha llevado esta mañana a un sitio que se llama veterinario, porque dice que tengo un poco de incontinencia urinaria. Ella también la tendría, si hubiera tenido una vida larga y además hubiera parido cinco ratonines. Dice que está preocupada por si tengo dolores, qué dolores ni qué gaitas, pelmazo de tía, dolor el que me produce tener que verte a diario! La cosa es que me han llevado a ese sitio, veterinario, y una médica de animales me ha gaseado con algo que me ha dejado medio dormida para hacerme rayos X y ver si tengo algún problema. Me parece el colmo tener que drogarme, y eso de la radiografía tampoco me gusta nada. ¿Acaso tengo yo que saber cómo son ellas por dentro? Ni lo sé, ni me importa. Lo que más me ha ofendido es que la matasanos esa del demonio ha dicho que estoy obesa, pedazo de hamster, decía. No es verdad, ¡no soy gorda!, soy fuerte y con curvas, ¿qué pasa?

Han concluido que no tengo nada, ya lo sé yo, bastaría con que me hubieran preguntado, pero, no contentas y por si acaso, Maxecita, pretenden que trague una vez al día una gota de un antibiótico que sabe a rayos. Yo, claro, me revuelvo, y si puedo muerdo la mano que me obliga a tomar ese bebercio repugnante. Creen que me van a engañar inyectando el líquido apestoso en una uva pasa, ¿será posible? Por supuesto que me doy cuenta, ¡tengo un olfato muy fino! También aprovecha cuando estoy bebiendo agua para lanzármelo dentro de la boca, la cabrona tiene puntería. Lo único bueno es esperar a ver qué subterfugio inventa cada día para engañarme, aunque finalmente siempre termina dándomelo por la fuerza. Qué atropello, señor, ¡qué atropello!

jueves, 31 de julio de 2008

Vuelta la mula al trigo

Queridas mascotas:

Aunque en mi post anterior manifesté un ligero cargo de conciencia, la visión de los últimos acontecimientos ocurridos en casa de mi tío Lucas me ha hecho ver que no debo sentirme culpable, sino todo lo contrario, orgullosa de haber podido vengar aunque fuera por anticipado a ese gran bearded collie.
No solamente le agobian hasta el extremo poniéndole una camiseta del tal Snoopy, sino que encima tiene que llegar a sus oídos que dicha camiseta es poco más de un trapo, que antes de ir a la basura se ha utilizado como elemento de tortura.

¿Acabará esto alguna vez? Lucas, por favor, sal de tu silencio y protesta ante esta humillación animal.

Siempre vuestra, Max

martes, 22 de julio de 2008

Mala conciencia hamsteril

Queridas mascotas:

Ayer hice sufrir a mi dueña en exceso. Vale que sea más pesada que matar a un chon a besos, pero creo que me he pasado, un poco, aunque tampoco tuve yo toda la culpa... Veréis lo que pasó.

Desde que esta cerda me ha quitado el tejado de mi caseta, Para que no te salgan hongos con la humedad, Maxecita, pues en lugar de salir por la puerta (o la ventana, en su defecto) pues salgo por el tejado. Sí, ¿qué pasa?, por el tejado. El caso es que ayer me rocé con un borde en el rabito y se me hizo una herida, con bastante sangre, por cierto. Total, que estaba yo curándome, porque los animales como sabéis no somos tan inútiles como los humanos y sabemos apañarnos solos, cuando llegó esta con un tal tito César (que merece un post aparte, este sí que da guerra, el jodío), ve la sangre y se pone como una histérica, que se me muere mi ratonín, hay que llevarla al veterinario, mañana nos vamos a Torrelavega, y toda clase de lindezas por el estilo.

Menos mal que finalmente se impuso la cordura y, al cabo de un rato, vio que mi herida estaba curada y que sólo había sido un pequeño rozón. Pues en lugar de alegrarse la tía venga a insultarme, que si no tengo conciencia, que si llamarme cerda un día entero es poco, que si este ratonuzo la está matando a disgustos... Total, que casi, casi me sentí culpable, pero sólo un poquito, al fin y al cabo, yo no tengo la culpa de que esta tía esté neurótica, ¿no os parece?

Con cariño, Max.

miércoles, 28 de mayo de 2008

TOY LLOCA PERDÍA

Chillo por las noches, sí, ¿qué pasa? Y si mi dueña se despierta aterrorizada, pues que se fastidie, hombre ya, que no es para menos. Ella cree que estoy senil (pues anda que tú, tía cerda...), pero no es por eso. Es que tengo el ritmo vital cambiado, amigos. Mis antepasados eran animales diurnos pero la convivencia con los seres humanos les hizo preferir la vida nocturna. ¿No lo creéis? Pues leed este artículo, los que sepáis inglés y, los que no, a estudiar a la World Pets University.

viernes, 28 de marzo de 2008

El pulpo, ese gran desconocido

Queridas mascotas (especialmente Talita y Arco):

Creo que nuestros perturbados amos están pensando en hacernos compartir sus (escasas) atenciones con otros animales, ejemplo de desarrollo evolutivo, como son los pulpos. Evolucionados sí, pero viscosos y poco interactivos también. Y si no lo creéis, tengo pruebas: ved en este enlace a qué se dedican últimamente en horas de oficina.

viernes, 21 de marzo de 2008

Salvemos a Otto

Queridas mascotas:
El mundo se ha vuelto loco. Mi dueña ahora me hace retratos que presenta a concursos fotográficos. Nuestros queridos Paco y Cuqui se ven obligados a un exilio forzoso debido a que su dueño ha abandonado esa oficina que llaman Treblinka. Lucas el collie barbudo se ha aficionado a los churros. La gatuca Tuca viaja más que el perro de Paris Hilton. La tortuga Tomasa, ante tanta vergüenza, no acaba con su letargo invernal. Los gatos Musi y Toñín, que barruntan un próximo traslado, no saben ya en qúé dar.
¿Qué está pasando en la comunidad mascotil? ¿Será el cambio climático? ¡No! ¡Es que siguen tratando de humanizarnos! Y si no, ¿qué tenemos que pensar de perversidades como esta? ¡Salvemos a Otto! Porque, cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar.
Siempre vuestra, Max.

(En recuerdo de la pava Mariana, que ha volado de este loco mundo hacia la pavosidad eterna)

jueves, 14 de febrero de 2008

¡Vuelvo a la carga!

Queridas mascotas (si es que todavía hay alguien al otro lado):

Tras un descanso impuesto por mis ritmos biológicos, que me obligan a semi-hibernar en los meses de invierno, regreso con más fuerza que nunca a la blogosfera, para protestar por el estado de abandono en que me tiene mi dueña. Sí, ya sé que antes me quejaba de que me agobiaba en exceso, ¡pero es que ahora no la veo el pelo! Y, oye, una se había acostumbrado ya a sus Maxecita, Maxecita, ¿qué hace mi ratonín? y parece que la estoy echando en falta.

En nombre de todas las mascotas que alguna vez se han sentido abandonadas por el exceso de trabajo de sus dueños, proclamo: ¡mascotas del mundo, uníos a favor de la jornada laboral de 35 horas! Pero de verdad, no de esas piratonas que luego se convierten en muchas más (San Hamster, si ya parezco Julio Anguita).

Cambiando totalmente de tema, os diré que hace exactamente un año que fui mamá, jeje, mis maxecitos ya tienen un año y se han convertido en roedores de provecho. Hay que ver cómo pasa el tiempo...