viernes, 7 de septiembre de 2007

De cómo mi dueña supo que soy hembra

Como bien sabéis y sufrís, queridos lectores, los humanos no se caracterizan por su perspicacia. Digo esto porque, cuando llegué a su casa, la tía petarda de mi dueña creía que yo era un chico, por eso me llamó Maximino, ya sabéis, porque todos los hamsters se llaman Max (las memeces que tengo que oír...). Claro que en la tienda donde nací le dijeron que era macho. Pero es evidente que soy chica, ¿a que sí?

Me instaló en mi jaula, me compró de todo y me llevó a vivir con las “titas” Vane y Marta. Y pasaban los días y ellas decían: se está poniendo muy gordo Max, ¿no? y la tía cerda contestaba: sí, y está muy inquieta, ¿no estará preñada? Pero claro, como yo era un macho, no era posible. (Y no voy a hablar de lo gordas que se estaban poniendo ellas tres, que sabéis que a mí criticar no me gusta.)

Total, que un día, que estaba mi dueña con la tipa que cuida a Paco y Cuqui, tuve a mis cinco hamstercillos, jeje, para gran alarma de mi dueña y de la otra tonta del haba, que oyeron a uno de mis niños llamarme: ¿qué es ese chillido? ¿y qué es esa cosa rosa que hay en la jaula de Max? ¡Dios mío, ha parido el hamster! Jajaja, pues claro, me quedé preñada el día antes de llegar a su casa, había que aprovechar, ¿no? Vete a saber si lo vuelvo a catar...

La verdad es que me cuidó muy bien, no me dio nada la lata las dos primera semanas, y pude ocuparme yo sola de mis niños, que daban bastante guerra. A partir de los quince días se fastidió el invento, ya venía a verme todos los días, y aquello se convirtió en un desfile de “titos” que querían conocer a mis cachorritos (maxecitos los llamaba ella) que, no es porque los pariera yo, pero eran muy guapos. Y no es que resulte muy fácil educar a cinco roedores hiperactivos con un montón de lerdos observándote: qué guapos son los ratonines, a mí me gusta más este, a mí el otro... brrrrrrr, qué panda de impertinentes. En esta foto tenían catorce días. Ahora ya se han independizado, ¡nosotros no somos como los humanos, que viven en casa de sus progenitores hasta los cuarenta!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Max. Soy Paco, y te digo que salivo al leer tus comentarios, líbreme dios que sea por causas alimenticias (el calvo es medio bobo, pero he de reconocer que no escatima en gastos con nuestras croquetas), sino puramente sexuales. Y es que, ya con seis meses de existencia, siento ese fuego interior, esa llamada de la jungla que invita al desenfreno y a la procreación. Azules tengo los ojos, y verde de envidia el resto de mi organismo al oírte hablar de tu maternidad. Vamos, que de momento Cuqui me da calabazas, pero como se descuide aquí el moreno, en cuanto mi colega felina (u otra) se preste, pongo una pica en Flandes y salga el sol por Antequera. Talita, ¿has reconsiderado lo nuestro?

Max dijo...

Querido Paco:

No te sientas triste porque Talita no responde a tus proposiciones (por lo demás, muy decentes), es que está de vacaciones con los petardos de sus dueños...

A mí lo que me parece una indignidad es que esta gentuza tenga que decidir sobre nuestros ciclos vitales. Si tú estás malín, imagina cómo ando yo, que estoy en celo cada cuatro días. Un desastre.

Anónimo dijo...

¿Cada cuatro días? ¡Ridiós! Espero que al menos seas silenciosa, no como mi hermana, que todavía no ha empezado a espabilar, pero cuando lo haga, promete dar conciertos que ríete de los tres tenores... Yo sigo con lo mío, intentando entender los misterios de la vida y esas cosas. Sinceramente, me preocupa la cara de sádico que se le pone al calvo cada vez que olisqueo lo propio de mi hermana, con esa insistencia con la que mira mis pelotillas... ¿Tramará medidas drásticas el muy ¬#√¢Ø...?

Anónimo dijo...

que ser hembra hoy es muy dificil...pero las verdaders mujeres ya sabemos que tenemos el mundo en nuestra jaula, y yo, mujer criada por una gran mujer como tu, hoy puedo decir...soy dueña de mi jaula, Y Hoy inspirata por grandes mujeres, evita peron, jakie kennedy, Hillary clinton, Lupita, Minnie, digo, detras de una gran persona hay siempre una gran mascota.

Max dijo...

Querida Aris:

Qué gran verdad has dicho. Lástima que nuestras dueñas no se hayan dado cuenta y aún nos ean capaces de apreciarnos con todas nuestras cualidades. Pero bueno, animalitos del blog, siempre podemos desahogarnos aquí...

Anónimo dijo...

Pues hombre, digo gato, lo del desahogo en el blog, bien, pero a mí se me ocurren varias maneras de dar salida a nuestra naturaleza reprimida por barrotes, puertas o cadenas... ¡Miau! Se me erizan los bigotines sólo con pensarlo... Lo del Arca de Noé debió ser MUY FUERTE...

Anónimo dijo...

Hola Perrada:
Lucas Ceballos al aparato. Yo sobre el tema central del último comentario solo voy a decir una cosa: a mí francamente dame igual el sexo de Max, asi os lo digo,como lo siento. Max es un ser introspectivo, conmigo no se relaciona casi, y no será porque yo no lo intento. No obstante, respeto su idiosincrasia ratonil, que está muy por encima del sexo. Durante un tiempo todos pensábamos que era EL, luego descubrimos que era ELLA. Pero todo esto es fisico, y aquí voy, y que sentira Max?, estará contenta con el sexo que la tocó? Responde Max.
Por otra parte me gustaria abrir un nuevo tema de conversación. Las mascotas tamos hartas de represión!!!! Tol día haciendo lo que nos dicen, tol día poniendo buena cara... Home, yo a los mios los quiero, tampoco vamos a exagerar, pero un poco de libertad, un poco de espacio. No? Una cosa os digo desde este blog, la revolución mascotil está por llegar, y va a ser el no parar.

Max dijo...

Querido Lucas:
No digas que no me relaciono contigo, ¿o acaso no te he añadido a mi lista de amigos en este blog? Lo que pasa es que yo no juego como tú, soy un animal más pacífico.
Y en cuanto a la revolución mascotil, sólo puedo decir una cosa:¡¡A LAS BARRICADAS!! (aunque sea dentro de la jaula).