miércoles, 26 de septiembre de 2007

World Pets University, limpieza de jaulas y otras hierbas

Queridos todos:

Me congratulo hoy de poder anunciaros el nacimiento de la World Pets University, un templo on line del saber mascotil auspiciado por nuestro amigo Lucas y puesto en marcha gracias al gato Paco (de cuya erudición y perspicacia no queda duda en esta foto-retrato que le ha hecho su "calvo renegado", como dice él), que hará las funciones de rector de esta nuestra institución. Os animo a visitar el blog de la WPU y a hacer vuestras contribuciones. Está en nuestras manos (o patas, o garras) mejorar el status de las mascotas.

A través de la WPU podremos aprender técnicas para desconcertar a nuestros amos y para protestar por el trato que nos dan en ocasiones. Yo, por ejemplo, estoy ensayando la técnica de mirar fijamente a mi dueña con mi peor cara de cabreo en ocasiones en las que lo está pidiendo a gritos. Véase, cuando decide limpiar la jaula (qué sucia tienes tu casa, Maxecita, so cerda, ja, cerda lo serás tú) a las 11 de la mañana, momento en el que cualquier roedor que se precie está profundamente dormido.

O, como el mismo Paco relata en el blog, cómo asaltar el botiquín del amo, destrozar jarabes y pastillines, que bastante se endrogan ya con hierbecitas y otras sustancias, ¿no os parece?

domingo, 16 de septiembre de 2007

¡A las barricadas!

Queridos lectores:

¡Basta ya de humillación animal! NO SOMOS PERSONAS, ¿por qué nuestros dueños de empeñan en que nos comportemos como tales? Nuestro amigo Lucas ha acudido a mí para contarme una historia espeluznante que no puedo dejar de compartir con vosotros.

Aquí mismo tenéis una foto que demuestra la perversidad de sus amos. Porque ¿qué hace un collie barbudo con una coronita? Por supuesto, nuestro amigo manifestaba su disconformidad poniendo una cara de enzoquetado que no es habitual en él, perro paciente y bienintencionado. Pero nada, sus dueños erre que erre, que si te peinamos, que si te ponemos horquillas, que si te bañamos porque hueles mal... ¿Oler mal? ¿¿¿Pero ellos se huelen a sí mismos??? ¿Protesto yo acaso por las colonias que se atiza la puerca de mi dueña, que están a punto de acabar con mi pituitaria? Y venga a limpiar jaulas, comederos, bebederos, a decir que somos cerdos, y cortar uñas a los gatos, y cambiar agua a las tortugas, y cepillar pelo de perros... ¡y hasmters, que la tía petarda ha comprado un cepillito para mí!

viernes, 7 de septiembre de 2007

De cómo mi dueña supo que soy hembra

Como bien sabéis y sufrís, queridos lectores, los humanos no se caracterizan por su perspicacia. Digo esto porque, cuando llegué a su casa, la tía petarda de mi dueña creía que yo era un chico, por eso me llamó Maximino, ya sabéis, porque todos los hamsters se llaman Max (las memeces que tengo que oír...). Claro que en la tienda donde nací le dijeron que era macho. Pero es evidente que soy chica, ¿a que sí?

Me instaló en mi jaula, me compró de todo y me llevó a vivir con las “titas” Vane y Marta. Y pasaban los días y ellas decían: se está poniendo muy gordo Max, ¿no? y la tía cerda contestaba: sí, y está muy inquieta, ¿no estará preñada? Pero claro, como yo era un macho, no era posible. (Y no voy a hablar de lo gordas que se estaban poniendo ellas tres, que sabéis que a mí criticar no me gusta.)

Total, que un día, que estaba mi dueña con la tipa que cuida a Paco y Cuqui, tuve a mis cinco hamstercillos, jeje, para gran alarma de mi dueña y de la otra tonta del haba, que oyeron a uno de mis niños llamarme: ¿qué es ese chillido? ¿y qué es esa cosa rosa que hay en la jaula de Max? ¡Dios mío, ha parido el hamster! Jajaja, pues claro, me quedé preñada el día antes de llegar a su casa, había que aprovechar, ¿no? Vete a saber si lo vuelvo a catar...

La verdad es que me cuidó muy bien, no me dio nada la lata las dos primera semanas, y pude ocuparme yo sola de mis niños, que daban bastante guerra. A partir de los quince días se fastidió el invento, ya venía a verme todos los días, y aquello se convirtió en un desfile de “titos” que querían conocer a mis cachorritos (maxecitos los llamaba ella) que, no es porque los pariera yo, pero eran muy guapos. Y no es que resulte muy fácil educar a cinco roedores hiperactivos con un montón de lerdos observándote: qué guapos son los ratonines, a mí me gusta más este, a mí el otro... brrrrrrr, qué panda de impertinentes. En esta foto tenían catorce días. Ahora ya se han independizado, ¡nosotros no somos como los humanos, que viven en casa de sus progenitores hasta los cuarenta!

martes, 4 de septiembre de 2007

Ratonadas

Los hamsters no somos unos roedores cualquiera. Tenemos carácter, personalidad, y nos diferenciamos mucho unos de otros. Yo, por ejemplo, soy bastante tranquila y pacífica, qué buena es mi Maxecita, dice la petarda, aunque desde que me escapé y pasé una semana en libertad en su cocina ya no lo dice tanto, ¡jajaja! Pero bueno, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Lo que os quería contar hoy es la ratonada que ha preparado Aristotelia, alias Aris. En esta foto la podéis ver con un hermanito cuando tenía tres semanas, dándole a la rueda y con los carrillos bien llenos de comida. Ella misma reconoce que, desde chiquitina, es un hamster bastante inquieto, con cierta tendencia a comerse cualquier cosa de plástico que encuentra a su alcance (incluidos, por supuesto, todos los elementos de su jaula). Yo la conozco muy bien, que para algo la he parido y, recientemente, hemos vuelto a convivir en mi casa, cuídame el hamster que me voy unos días en Italia, le decía su dueña a la mía con marcado acento siciliano. Vaya par de mafiosas, haciendo contrabando de roedores.

El caso es que Aris, harta ya de la confusión mental que le produce la mezcla de idiomas entre el español y el italiano, ha abierto un agujero en la bandeja de su jaula a fuerza de comer plástico y, según me ha dicho, piensa seguir insistiendo hasta tener un espacio suficiente como para colarse a través de él, escaparse y comerse todos los cables que estén a su alcance, excepto el de la aspiradora, del que ya dio buena cuenta hace tiempo. Pretende así vengarse de todas las faenas que le hace su dueña, como descolocar su nidito, limpiar la jaula con jabón apestoso y obstinarse en cogerla y hacerle caricias.

Di que sí, Aris, vendetta, vendetta...